La Banca del
Parque
Siempre he pensado que tus
memorias son parte de lo que eres en este presente, te forman, te apoyan en
las convicciones o te destruyen con
miles de fantasmas nubladores de mentes,
son tu pasado esas fotografías instantáneas en tu cerebro que traen de
rastre las vivencias de ese momento, y por su puesto la huellas que dejan en
ti.
Personalmente decidí que lo
mejor no es olvidar los malos momentos, no, porque al igual que un camino,
olvidar donde están los baches te harían caer una y otra vez, nada bueno, pero
enmarcar los buenos momentos por escasos que sean, te ayuda a notar lo hermoso e interesante del sendero en
que andas. Adivinare lo que piensas, jeje´...Que linda que positiva
es la chica.¨ jeje, Bueno, si y no, la
vida no es color de rosas eso lo sabemos pero cariño, tampoco todo es lúgubre y falto de esperanzas,
no se debe vivir así y fíjate que te digo no se ¨debe¨ porque se puede, pero
que ganas? Deprimirte? Es tonto pensando que la vida es tan frágil, que un
virus te ataca y todo termina, que pasabas por allí y te atropellan. Si es
exagerado pero piénsalo totalmente factible, cierto?
Entonces me quedo con los
mejores recuerdos sacando lo mejor y
aplicándolo de cuando en cuando, entre ellos, está la banca de los
parques.
En toda ciudad o poblado
hay dos cosas que no faltan, una Iglesia y una plaza, en cada lugar donde
vivíamos mi padre solía ir a la plaza de pequeña era como su sombra cuando se
podía y no estaba trabajando, he de contarles que mi viejo los Domingos eran
sagrados para su familia, excepto algunas muy raras veces en que el trabajo
lo arrancaba de nosotros, él estaba allí.
Pero el paseo a las plazas
eso era nuestro ritual, veíamos la arquitectura
de cada una y en realidad lo que más gozaba era su forma de mirar a la
gente que pasaban a nuestro alrededor,
un día le pregunte, que tanto observaba,
me explico que cada uno de ellos tenía una historia que su andar y
su gestos decían parte de ellas, la otra parte
nuestra imaginación desde ese
paseo las visión de las personas cambiaron para mí , quizás sin saberlo me
había dado el obsequio más increíble que
durante toda mi vida me haría mejor ser humano, el darme cuenta que a mi
alrededor habían vidas creando causas y efectos , había personas como la señora
que camina sola dejando que pase la hora
para entrar a su trabajo, quien lo dice, su uniforme, el ver cada 10
minutos el reloj y ese rostro que te
dice aún quedan unos minutos más, el bolso de la vianda, los zapatos con tacón que de ninguna manera llevarías un día de paseo al aire libre, el ver al
cielo desconectándose por un ratito de la realidad de lo cotidiano. O la dama
mayor que está sentada en la banca de al frente
esa viuda que no desea estar sola en su casa porque los recuerdos con el
hastío la cansan más que los años mismos, eso lo grita su calma la mirada a los
arboles cazando ver un ave, como sonríe
cuando lo ve y le habla cual amigo de toda su vida como el hijo pequeño que ya
creció.
El chico que pasa con los
audífonos se tropieza y creyéndose dueño de un mundo que solo está en su mente
insulta a quien debe pedirle disculpa se
enoja con el mismo pero aún no lo sabe, da una inhalada al cigarro que trae en
la mano y cruza la plaza sin percatarse de cuanto ofrece ni lo que le está pasando en el tic tac de la vida. O
como esa banca vacía que llama el recuerdo de quien un día venia tomando mi
mano enseñándome a ver más allá del pasto, que fumando un habano me veía
jugar ¨Siempre cerca Nany donde papá te
vea¨ tan igual como hoy en día lo repito
yo y luego mis hijas a sus hijos un día lo dirán.
La misma donde he buscado
respuestas, silencios, paz, donde he
tratado de comprender el ¿por qué? de muchas cosas que aun están sin contestar.
La banca del parque cuantas
historias no sabrá?
… hasta la tuya quizás
No hay comentarios:
Publicar un comentario