jueves, 23 de octubre de 2014

La banca del Parque - 2 -


  La Banca del Parque


Siempre he pensado que tus memorias  son parte de lo que  eres en este presente, te forman, te apoyan en las convicciones o te destruyen  con miles de fantasmas nubladores de mentes,  son tu pasado esas fotografías instantáneas en tu cerebro que traen de rastre las vivencias de ese momento, y por su puesto la huellas que dejan en ti.
Personalmente decidí que lo mejor no es olvidar los malos momentos, no, porque al igual que un camino, olvidar donde están los baches te harían caer una y otra vez, nada bueno, pero enmarcar los buenos momentos por escasos que sean, te ayuda a  notar lo hermoso e interesante del sendero en que andas.  Adivinare  lo que piensas, jeje´...Que linda que positiva es la chica.¨ jeje, Bueno,  si y no, la vida no es color de rosas eso lo sabemos pero cariño,  tampoco todo es lúgubre y falto de esperanzas, no se debe vivir así y fíjate que te digo no se ¨debe¨ porque se puede, pero que ganas? Deprimirte? Es tonto pensando que la vida es tan frágil, que un virus te ataca y todo termina, que pasabas por allí y te atropellan. Si es exagerado pero piénsalo totalmente factible, cierto? 
Entonces me quedo con los mejores recuerdos  sacando lo mejor y aplicándolo de cuando en cuando, entre ellos, está la banca de los parques. 
En toda ciudad o poblado hay dos cosas que no faltan, una Iglesia y una plaza, en cada lugar donde vivíamos mi padre solía ir a la plaza de pequeña era como su sombra cuando se podía y no estaba trabajando, he de contarles que mi viejo los Domingos eran sagrados para su familia, excepto algunas muy raras veces en que el trabajo lo  arrancaba de nosotros,  él estaba allí.
Pero el paseo a las plazas eso era nuestro ritual, veíamos la arquitectura  de cada una y en realidad lo que más gozaba era su forma de mirar a la gente que pasaban a  nuestro alrededor, un día le pregunte, que tanto observaba,  me explico que cada uno de ellos tenía una historia que su andar y su  gestos decían parte de ellas,  la otra parte  nuestra imaginación  desde ese paseo las visión de las personas cambiaron para mí , quizás sin saberlo me había dado el obsequio más  increíble que durante toda mi vida me haría mejor ser humano, el darme cuenta que a mi alrededor habían vidas creando causas y efectos , había personas como la señora que camina sola dejando que pase la hora  para entrar a su trabajo, quien lo dice, su uniforme, el ver cada 10 minutos el reloj y ese rostro  que te dice aún quedan unos minutos más, el bolso de la vianda, los zapatos con  tacón que de ninguna manera llevarías  un día de paseo al aire libre, el ver al cielo desconectándose por un ratito de la realidad de lo cotidiano. O la dama mayor que está sentada en la banca de al frente  esa viuda que no desea estar sola en su casa porque los recuerdos con el hastío la cansan más que los años mismos, eso lo grita su calma la mirada a los arboles cazando ver un ave,  como sonríe cuando lo ve y le habla cual amigo de toda su vida como el hijo pequeño que ya creció.
El chico que pasa con los audífonos se tropieza y creyéndose dueño de un mundo que solo está en su mente insulta a quien debe pedirle disculpa  se enoja con el mismo pero aún no lo sabe, da una inhalada al cigarro que trae en la mano y cruza la plaza sin percatarse de cuanto ofrece ni lo que  le está pasando en el tic tac de la vida. O como esa banca vacía que llama el recuerdo de quien un día venia tomando mi mano enseñándome a ver más allá del pasto, que fumando un habano me veía jugar  ¨Siempre cerca Nany donde papá te vea¨  tan igual como hoy en día lo repito yo y luego mis hijas a sus hijos un día lo dirán.
La misma donde he buscado respuestas, silencios, paz, donde  he tratado de comprender el ¿por qué? de muchas cosas que aun están sin contestar.
La banca del parque cuantas historias no sabrá? 
… hasta la tuya quizás



No hay comentarios:

Publicar un comentario